La fuerza de un pueblo ante la tormenta

La fuerza de un pueblo ante la tormenta

Palma Soriano.- Pasada la noche del 28 de octubre, tras el devastador paso del huracán Melissa por este territorio del oriente cubano, el amanecer del día 29 llegó entre intensas lluvias, un cielo gris, fuertes vientos cuyas rachas fueron desconcertantes y un pueblo profundamente golpeado.

Las calles, antes llenas de vida, se encontraban cubiertas por el lodo y los escombros, las casas, muchas sin techos, mostraban las huellas del desastre. Sin embargo, entre tristezas y la incertidumbre, comenzó a brillar algo más poderoso que la tormenta: el espíritu indomable de la gente.

A una semana del suceso, el oriente de nuestro país continúa de pie, firme y esperanzado, resistiendo con valentía los embates de la naturaleza. Por ejemplo, en la circunscripción Doce de la zona 28, en el reparto La Cuba de Palma Soriano, los vecinos se han convertido en una sola familia. Entre todos se ayudan, comparten lo poco que tienen y demuestran, una vez más, el valor de la solidaridad cubana. Aquellos que perdieron menos ofrecen alimentos, agua y refugio a quienes todo lo perdieron. Los más jóvenes recorren las calles recogiendo ramas y escombros, mientras los mayores coordinan el apoyo y animan a no rendirse. La comunidad, unida como nunca; reconstruye no solo casas, sino también se aferra a la esperanza, sueños y la fe en un mañana mejor.

El huracán Melissa dejó dolor y pérdidas, pero también reveló lo mejor del ser humano: la empatía, la unión y la fuerza que nace cuando un pueblo decide levantarse. En cada gesto solidario, en cada mano tendida, late el corazón firme de Cuba para con los afectados; una isla que jamás se deja vencer por la adversidad.