Palma Soriano.- La cultura tributaria hay que rescatarla en personas naturales y jurídicas, en un rango más amplio a toda la sociedad. La cultura se define como el conjunto de rasgos distintivos, espirituales, materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan a un grupo. Son modos de vida, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias.
El sistema tributario es una institución jurídica, política y económica, que regula la relación existente entre los ciudadanos y el Estado. Los primeros tienen la obligación de aportar y el segundo el derecho a exigir una parte de los bienes para sufragar las necesidades comunes mediante la prestación de servicios públicos.
Entonces, visto desde su significado la cultura tributaria es el conocimiento reflexivo del ser humano en cuanto a la bondad del pago de los tributos, lo que le lleva a cumplir natural y voluntariamente con sus obligaciones tributarias ¿Qué sucede en Palma Soriano con este tema? Esta localidad posee un por ciento creciente de contribuyentes que incumplen con las obligaciones fiscales, y estas llevan dentro de sí el derecho y la legitimidad que tienen todos los ciudadanos de exigir al Estado el cumplimiento de sus obligaciones. A pesar que todo está legislado, las personas naturales y jurídicas, no todas, se convierten en morosas y deudoras, de campaña, en campaña.
Dicen los especialistas que desarrollar una cultura tributaria no es tarea fácil por lo que requiere una convergencia de políticas de control con la de carácter educativo. Y es cierto, cuando falta mucho camino por recorrer o la necesidad de entender a la ciudadanía en la relación que existe entre el ciclo tributario y la distribución del gasto.
¿Hay que fortalecer la disciplina fiscal? ¿ por qué la lentitud para contribuir en el financiamiento del gasto público? La cultura tributaria tiene que ser sólida. ¿Dónde están las brechas que permiten la evasión fiscal y el no pago de los tributos? ¿Dónde queda la conciencia sobre la necesidad de contribuir?